6 BOLETÍN DE LA COMISIÓN DE SALUD, 2024

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¿Qué es la mutilación genital femenina?

 

La mutilación genital femenina hace referencia a todos los procedimientos que implican la extirpación total o parcial de los genitales externos de la mujer u otras lesiones en los órganos genitales femeninos con fines no médicos. Se practica sobre todo en niñas que se encuentran entre la edad infantil y los 15 años. En cualquiera de sus formas, la mutilación genital femenina constituye una violación de los derechos humanos fundamentales de las niñas y las mujeres, entre los que se incluyen el derecho a la salud, a la seguridad y a la dignidad.

 

El Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina se celebra anualmente el 6 de febrero para denunciar los efectos de la extirpación total o parcial. El tema de este año es: “Su voz. Su futuro. Invertir en movimientos dirigidos por sobrevivientes para poner fin a la mutilación genital femenina”.

 

La mutilación genital femenina, representa un riesgo para las niñas y las mujeres, debido a que no tiene ningún beneficio para la salud y puede provocar graves complicaciones a largo plazo, incluso la muerte. Entre los riesgos inmediatos para la salud se cuentan las hemorragias, los estados de conmoción, las infecciones, la transmisión del VIH, la retención de orina y el dolor intenso.

 

Las repercusiones psicológicas pueden ir desde la pérdida de confianza de las niñas en sus cuidadores hasta sentimientos de ansiedad y depresión que pueden aparecer a largo plazo.

 

En la edad adulta, las niñas sometidas a la ablación genital son más propensas a sufrir problemas de infertilidad o complicaciones durante el parto, en particular hemorragias posparto, muerte prenatal o muerte neonatal precoz.

 

Existen muchos factores que contribuyen a la pervivencia de esta práctica. Sin embargo, en todas las sociedades donde se realiza, la mutilación genital femenina es la manifestación de una desigualdad de género profundamente arraigada.

 

Algunas sociedades la ven como un rito iniciático; otras la utilizan para reprimir la sexualidad de las niñas o salvaguardar su castidad. Ni el islam ni el cristianismo respaldan esta práctica, pero es habitual que se recurra a los textos religiosos para justificarla.

 

En los lugares donde la mutilación genital femenina está más extendida, las comunidades la consideran un requisito para el matrimonio o la herencia. Esto hace que sea difícil para los progenitores no someter a sus hijas a esta práctica. Las familias que rechazan participar en la mutilación genital femenina se enfrentan al ostracismo y exponen a sus hijas al riesgo de no ser aptas para el matrimonio.

 

La ablación genital viola los principios de igualdad y de no discriminación por razones de género. Asimismo, atenta contra el derecho a no ser sometida a torturas ni a tratos crueles, inhumanos o degradantes y vulnera el derecho a gozar del máximo nivel posible de salud, el derecho a la integridad física y, en general, los derechos de la infancia. En los peores casos, la mutilación genital femenina constituye incluso una violación del derecho a la vida.

 

A pesar de que el número de niñas y mujeres víctimas de la mutilación o ablación genital femenina a nivel mundial sigue siendo desconocido, se estima que al menos 200 millones de niñas y mujeres de 31 países en tres continentes han sido sometidas a esta práctica.

 

El UNFPA calcula que más de 4 millones de niñas corren el riesgo de ser víctimas de la ablación genital cada año. En 2021 se pronosticó que a lo largo de la presente década podrían producirse dos millones de casos adicionales de mutilación genital femenina debido al cierre de escuelas y a la interrupción de los programas que protegen a las niñas de esta práctica, todo ello provocado por la pandemia de la COVID-19.

 

Diversas iniciativas llevadas a cabo a escala mundial han acelerado los avances para erradicar la mutilación genital femenina. Hoy día, la probabilidad de que las niñas sean mutiladas se ha reducido en una tercera parte con respecto a hace 30 años. Sin embargo, teniendo en cuenta el crecimiento de la población, el mantenimiento de los logros alcanzados plantea un desafío considerable, los avances para erradicarla han sido muy dispares. En Guinea o Somalia, por ejemplo, más del 90%  de las mujeres y las niñas de entre 15 y 49 años han sufrido algún tipo de ablación genital.

 

Actualmente existe en algunos países una alarmante tendencia hacia la medicalización de la mutilación genital femenina según la cual el procedimiento corre a cargo del personal sanitario. Aproximadamente una de cada cuatro supervivientes de la ablación genital, esto es, unos 52 millones de mujeres y niñas en todo el mundo, fueron mutiladas por miembros de los servicios de salud. La medicalización no solo vulnera la ética médica, sino que además entraña el riesgo de legitimar esta práctica y extender la creencia de que no tiene consecuencias. En cualquier forma de mutilación se extirpan y se dañan tejidos sanos y se interfiere en las funciones biológicas del cuerpo de las niñas.

 

La actitud de las niñas y las mujeres hacia la mutilación genital femenina varía considerablemente de un país a otro, pero la oposición a esta práctica va en aumento. Los resultados de un análisis reciente de UNICEF también muestran que muchos niños y hombres están en contra. En Etiopía, por ejemplo, un país con una de las tasas más altas de esta práctica a nivel mundial, la oposición masculina es del 87 por ciento.

 

La erradicación de la mutilación genital femenina exige esfuerzos coordinados que impliquen a comunidades enteras: jóvenes, progenitores, líderes religiosos, organizaciones de la sociedad civil, activistas, personal médico, educadores y responsables políticos. Una de las formas más eficaces de poner fin a esta práctica es el abandono colectivo, que implica que toda una comunidad decida renunciar a ella. Esto garantiza que ninguna niña o familia se vea perjudicada por su decisión de no participar en la mutilación genital femenina.

 

UNICEF y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) dirigen conjuntamente el programa mundial más importante para la erradicación de la mutilación genital femenina. Dicho programa, puesto en marcha en 2008, trabaja con las comunidades para sensibilizar sobre los daños de la ablación genital y para cambiar las normas sociales en favor de su abandono colectivo. UNICEF trabaja también con los gobiernos a nivel nacional y regional fomentando la formulación de políticas centradas en prohibir y poner fin a esta práctica.

 

Para las niñas que corren el riesgo de ser mutiladas y para las que sobreviven a esta práctica, UNICEF proporciona acceso a atención médica y psicológica y apoya al personal sanitario que dispensa esta asistencia.

 

 

Arturo Rangel Bojorges Mendoza

Consejero Suplente ante el H. Consejo Técnico del IMSS.

Fuente: UNICEF/UNFPA

 

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